Ricardo (40) mantiene desde hace meses una relación de amistad con Lucía (28) de manera virtual.
Una mañana, mientras que Ricardo está trabajando recibe un mensaje de Lucía que le propone conocerse en persona, en el centro de Madrid. Ricardo no sabe si quedar con ella, algo le hace dudar, pero finalmente accede.
El encuentro resulta ser mágico, ambos se sienten muy bien juntos, hay una conexión especial y al despedirse sabemos que se volverán a ver.
De camino a casa Ricardo recibe un audio, es de su mujer, resulta ser un audio programado que todos los años le salta en su aniversario. Su mujer le recuerda la fecha que es para que no termine enfadándose con él por olvidar ese día tan especial, le dice que lo quiere y que no innove en sus regalos, que con unas napolitanas y unas flores es más que suficiente. Ricardo compra las napolitanas y las flores y se las lleva a su mujer, a su lápida. Ricardo besa el anillo de su mujer que lleva en un cordón colgado en su cuello y mira al cielo.